Asumámoslo, tal y como están las cosas, vivir sin nuestro móvil es algo que se antoja cada vez más complicado. En un mundo que ya de por sí tiende hacia lo digital, en el que las comunicaciones, el entretenimiento, el trabajo y muchos otros ámbitos esenciales de nuestra vida depende cada vez más de la tecnología; y en un contexto internacional que impulsa y alimenta de manera cada vez más notoria esa tendencia, nuestro Smartphone se presenta como una herramienta (casi) imprescindible.
El sistema Android de Google ha jugado un papel muy importante a la hora de aupar al teléfono móvil inteligente a esta preeminente posición, y lo ha hecho contribuyendo a la expansión del uso de este tipo de dispositivos a públicos muchos más amplios, permitiendo que pudieran llegar incluso sectores de la con menor capacidad adquisitiva. Podría de esta manera decirse que de la mano de Android llegó la democratización de este tipo de aparatos, que antes estaban restringidos a nichos específicos a bolsillos abultados.
Pero como todo gran logro, este ha traído los riesgos y amenazas correspondientes. Una plataforma tan abierta como Android tiene el potencial de atraer a multitud de usuarios y desarrolladores y convertirse en un sistema operativo muy popular, pero esa naturaleza lo convierte, a la vez, en un objetivo muy goloso para los creadores de malware. Esto explica la especial proclividad de los Android a ser objeto este tipo de prácticas y la vulnerabilidad de los dispositivos a los ataques de ciber-criminales.

En cualquier plataforma, no solo la de Google, deberemos tener en cuenta los consejos de seguridad básicos como son instalar un antivirus fiable; estar atentos a las actualizaciones de los sistemas operativos y, con ello, de los protocolos de seguridad que tengan asociados; prestar atención a los posibles anzuelos en forma de link o aplicación que podamos recibir de desarrolladores de dudosa reputación o sitios web potencialmente peligrosos; no suministrar datos o información sensible salvo en los casos que estemos seguros de quién es el receptor de la información y si se está realizando a través de un canal seguro; o evitar, en la medida de lo posible, el uso de wifi publicas abiertas o gratuitas a menos que hayas tenido la previsión de comprar una VPN para encriptar todas nuestras comunicaciones.
Los ingenieros de Google son conscientes de ello y han ido incorporando a lo largo de los años actualizaciones, protocolos y herramientas que nos ayudan a apuntalar la seguridad de nuestros dispositivos y proteger la inmensa cantidad de datos que estos contiene. Actuaciones relativamente sencillas desde la propia pantalla de ajustes de nuestro dispositivo puede ahorrarnos muchos disgustos.
Desde cosas básicas como poner un bloqueo de pantalla o usar únicamente Google Play para instalar software en nuestro dispositivo, hasta trucos más avanzados como configurar un Smart Lock o un bloqueo automático por inactividad, desactivar la opción de Orígenes Desconocidos en lo relativo a la instalación de aplicaciones, activar las opciones del verificador de aplicaciones y administrar los permisos que se conceden a las mismas, activar las opciones de administrador de dispositivo para poder reaccionar a tiempo en caso de sustracción o pérdida del móvil, u optar por opciones de cifrado en nuestro dispositivo.