La llegada de los benchmarks a Android cada vez cobra más protagonismo, por lo que es de suma importancia conocerlos bien. Hace varios años ya que se vienen utilizando para medir la fuerza bruta y capacidades de los teléfonos, siendo referencia de su rendimiento. Hoy te vamos a contar su fiabilidad, los distintos tipos y porque no deberías tenerlos en cuenta para comprar tu próximo teléfono.
Desde sus comienzos hasta hoy.
Su surgimiento se remonta a los años 70 como necesidad de un método para medir las capacidades de cómputo de las CPUs. En un principio eran un simple programa con instrucciones básicas para lograr una imagen de como rendía un procesador. Luego se fueron implementado las unidades de medidas que hoy conocemos como el MIPS(Millones de instrucciones por segundo) para la CPU. También los famosísimos FLOPS(operaciones de coma flotante por segundo) encargado de medir las capacidades de las GPUs.
A tal punto hemos llegado que existen benchmarks para medir las cámaras, como es el caso de DxOMark. Las pantallas también tienen sus especies de pruebas de la mano de DisplayMate para evaluar su funcionamiento y calidad. Hasta para medir las baterías hay ciertos softwares dedicados a calcular sus parámetros y ofrecernos información de su estado y potencia como hace PC Mark. Entre algunas otras pruebas que pueden considerarse benchmarks están los SpeedTest de velocidad de internet que se dan en Mbps.
Los principales benchmarks de Android.

Ya sabemos que los benchmarks son pruebas diseñadas específicamente para medir la potencia y capacidad de los componentes electrónicos arrojando resultados objetivos. Estas pruebas siempre idénticas van desde medir la velocidad, resistencia, inteligencia y aguante de tu equipo hasta determinar sus condiciones.
Entre los más conocidos de encuentran Geekbench, 3DMark y Antutu, cada uno enfocado en ciertos parámetros. El primero y el segundo miden en detalle el procesador y la gráfica de nuestro dispositivo respectivamente, siendo más específicos. Antutu es capaz de evaluar casi en su totalidad todos los parámetros desde la pantalla hasta la velocidad de las memorias.
Aunque esto nos sirva como guía para comprobar las especificaciones de nuestro teléfono, no es buena idea tomarlo como referencia de rendimiento. Pues entre otros factores, se han detectado que algunos fabricantes hacen trampa y ordenan al dispositivo overclockearse cuando realizan ciertas pruebas.
Sus principales inconvenientes.
El problema de tomar como referencia la puntuación de un benchmark como indicativo de rendimiento es que no se considera al software. El lag o las ralentizaciones pueden ser males asociados a la optimización del sistema operativo y su interfaz. En un sistema tan diverso como Android guiarse solo por los números en dispositivos tan diferentes puede no ser la mejor idea.
La conjunción de un Smartphone está dada además del Software y Hardware por el propio uso que vallamos a hacer de él. Hay que tener en cuenta que la experiencia de usuario es única y no todos buscan o prefieren lo mismo. Mientras para algunos es más importante la rapidez otros se inclinan por la fluidez y elegancia en las animaciones. Los números poco pueden a portar para garantizar el feeling que busca conseguir cada persona.
Otro ejemplo claro donde se evidencia porque mejores puntuaciones no aseguran mejor desempeño es en la eterna guerra entre Apple y Android. Durante los primeros años los iPhones tenían peor hardware que por ejemplo los Galaxy y aun así iban mejor. Dentro del mismo Android ocurre parecido, nada más hay que ver los primeros Google Pixel que van mucho mejor que otros teléfonos más potentes.