El ciberacoso o acoso informático se ha convertido en una de las formas más peligrosas de acoso, pues no solo la red ofrece un cierto anonimato que puede traducirse en impunidad, sino que permite que se prolongue durante largos periodos de tiempo sin que la víctima se decida a pedir ayuda. Además, la proliferación del uso de los diferentes dispositivos electrónicos, especialmente entre los jóvenes, hace posible que las redes sociales se conviertan en un punto de convergencia de todas las formas de acoso posible, incluidas las más peligrosas, como es el caso del acoso sexual a menores.
¿Qué es el ciberacoso?

El ciberacoso sucede cuando las personas usan tecnología en línea para perjudicar a otros. En otras palabras, utilizan Internet para hostigar y avergonzar intencionalmente y de forma sistemática.
Hoy en día los chicos y las chicas usan las redes sociales, los mensajes de texto y el correo electrónico para hablar con sus amigos y para casi todos los intercambios sociales. Esto significa que el ciberacoso puede ocurrir muy fácilmente. Los mensajes crueles o las fotografías poco favorecedoras pueden ser enviadas a todos en la escuela con tan solo apretar un botón. Y los chicos pueden seguir enviando mensajes humillantes desde casa, durante los fines de semana o incluso durante las vacaciones.
A veces el acoso cibernético sucede con solo un niño que envía un texto cruel a otro. Pero también puede ser un grupo de chicos que publican cosas humillantes acerca de alguien, y después envían el mensaje a más personas.
¿Qué puede ser considerado ciberacoso?

Estos son otros comportamientos que pueden ser considerados ciberacoso:
- Enviar correos electrónicos, textos o mensajes instantáneos desagradables.
- Enviar mensajes neutrales a alguien hasta el punto del hostigamiento.
- Publicar cosas humillantes acerca de alguien en las redes sociales.
- Divulgar rumores o chismes en línea acerca de alguien.
- Burlarse de alguien en un chat en línea en el que participan varias personas.
- Atacar o matar a un avatar o personaje de un juego en línea, constantemente y a propósito.
- Hacerse pasar por otra persona al crear un perfil en línea falso.
- Amenazar o intimidar a alguien en línea o en un mensaje de texto.
- Tomar una foto o video humillante y compartirlo sin permiso.
Es importante saber que no todos los conflictos en línea entre los jóvenes son considerados ciberacoso. A veces los chicos y las chicas discuten en las redes sociales. También pueden burlarse entre ellos o usar chistes privados en sus mensajes de texto.
Pero existe una manera de determinar si una conducta es ciberacoso. Si la actitud de alguien en Internet, respecto a otros, no es bien acogida y causa algún tipo de daño, malestar o angustia, entonces es ciberacoso.
Tipos de ciberacoso.

Si empleamos la definición en sentido amplio, podemos diferenciar los siguientes tipos:
Ciberacoso (en sentido estricto): Acoso entre adultos. Tanto la víctima como el causante son mayores de edad.
Ciberacoso sexual: Acoso entre adultos con finalidad sexual.
Ciberbullying (ciberabuso, cibermatonaje, cibermatoneo): Acoso entre menores.
¿Qué hacer para evitarlo?

La prevención pasa por minimizar los factores que lo favorecen (tanto en víctimas, acosadores y testigos), dar herramientas para gestionar los conflictos antes de que deriven en situaciones más graves y proporcionar mecanismos para pedir ayuda.
- Hablar cotidianamente con los menores, para estar al día de las aplicaciones, redes sociales y juegos que utilizan, quiénes son sus amistades online y qué hacen en la red. Cuando sea necesario, supervisar su actividad con las herramientas de control parental y comentarlo. Además, podemos aprovechar las noticias en los medios de comunicación, películas, etc. para que nos hablen de los riesgos en Internet y darles buenas prácticas.
- Debemos tratar de ser un modelo a seguir con nuestro comportamiento online. No podemos pedirles una responsabilidad en el uso de móviles y redes sociales que no cumplimos.
- Potenciar sus habilidades sociales (autoestima, empatía, autocontrol, resolución de conflictos, asertividad, espíritu crítico) de modo que no lleguen a iniciar el acoso, o en caso de sufrirlo sepan gestionarlo y responder adecuadamente. También es fundamental en el papel de los testigos o espectadores, pues pueden reforzar el ciberacoso si comparten, dan me gusta a los mensajes, o simplemente “miran para otro lado”, pero también pueden detenerlo si no se callan, apoyan a la víctima y alzan la voz contra el agresor, llegando a denunciarlo.
- Cuidar la privacidad. Emplear cuentas privadas en redes sociales, limitar el número de contactos (una cuenta con 300 amigos no es privada) y configurar sus opciones de privacidad a fin de reducir la información expuesta en Internet (mensajes, fotos, etc.), que un acosador podría utilizar para atacarlos. En la misma línea, se deben evitar prácticas de riesgo: no compartir información sensible (imágenes íntimas, contraseñas, geolocalización, mensajes que pudieran perjudicarles), no aceptar como amigos a quienes no conocen en persona, no quedar con desconocidos, etc.
- Gestionar los conflictos antes de que puedan llegar a un ciberacoso. Mantener la calma y no agrandarlos con reacciones exageradas (por ejemplo, respondiendo con insultos), ni con una actitud pasiva. Se debe responder asertivamente para encontrar una solución.
Casos reales de ciberacoso.

Se suicidó después de ser acosado en una red social.
Allem Halkic, un joven de Melbourne de 17 años, se quitó la vida en 2009 tras haber sufrido ciberbullying en una red social online. El tribunal que juzgó el caso en 2011 sentenció que había muerto a consecuencia de un acto de violencia.
(Caso extraído de The Sidney Morning Herald)
Una niña de 10 años creó un exitoso grupo en Facebook para humillar a una compañera de clase.
Romina Perrone, estudiante de 10 años en un colegio bonaerense, tuvo que sufrir que una compañera de clase crease un grupo en Facebook dando razones para odiarla. Llegó a sumar más de cinco mil fans y pese a los esfuerzos de la madre de Romina, Facebook se negaba a eliminarlo.
(Caso extraído de Ciberbullying.Wordpress.com)
Atacaron la dignidad de un compañero en Tuenti.
Un joven fue condenado en Sevilla a pagar una multa de 100 euros por colgar en su perfil de la red social online Tuenti un fotomontaje de un compañero de clase con el que provocó deliberadamente comentarios despectivos hacia la víctima por parte de sus compañeros de bachillerato. Además, el condenado contribuyó en primera persona a dichos comentarios a través de los chats que sostuvo con sus compañeros. Junto a este joven, mayor de edad, varios compañeros de clase, menores, fueron condenados a trabajos en favor de la comunidad.
(Caso extraído de Stop-Ciberbullying.Blogspot.com)
Supera las consecuencias de una de las ridiculizaciones más conocidas de la historia de la Red.
El quebequés Ghyslain Raza -que fuera ridiculizado en 2002 en el vídeo más visto de la historia de Internet, mientras blandía un particular sable láser estilo Star Wars– sufrió graves consecuencias por aquel episodio de ciberbullying de alcance mundial. Tras caer en una depresión tuvo que abandonar el colegio donde estudiaba y ponerse en tratamiento psiquiátrico. Llevó a juicio a los culpables de difundir el vídeo y tras solicitar una indemnización de 250 mil dólares obtuvo una cantidad -que no fue dada a conocer- mediante un acuerdo con los padres de los culpables. Con 20 años cumplidos acaba de reaparecer públicamente como el presidente de Patrimoine Trois-Rivieres, una entidad para conservación del legado cultural de su ciudad natal.
(Extraído de Ciberconvivencia.wordpress.com.)
La acosaron hasta provocar su muerte.
Nueve adolescentes (siete de ellos, chicas) fueron juzgados en 2010 por acosar y maltratar física, psicológicamente y a través de móviles y de Internet a una compañera de escuela, inmigrante irlandesa. Phoebe Prince, de 15 años, fue acosada, humillada y agredida durante tres meses por algunos compañeros del instituto hasta que no pudo aguantarlo más y se suicidó ahorcándose. El acoso, de hecho, siguió online tras su muerte.
El grupo de adolescentes que se sentará en el banquillo la insultaba a voces en los pasillos del colegio, en la biblioteca, en la cafetería o en el camino de vuelta a casa. La llamaban día tras día puta irlandesa y zorra, la empujaban, le tiraban cosas, le quitaban los libros de la mano y le mandaban mensajes de SMS con amenazas.
(Extraído de Ciberconvivencia.wordpress.com.)
Se rieron del rarito hasta provocar su suicidio.
Ryan se suicidó en 2003 después de años de agresión psicológica. Era acosado continuamente por ser supuestamente gay, afirma su padre. Tras años sufriendo diversos tipos de acoso, al llegar a la adolescencia una traición de un supuesto amigo tras una confidencia online derivó en la extensión del rumor de que era homosexual por todo el colegio. Una chica que le gustaba tontear con él online haciéndole creer que le gustaba para después humillarlo en persona cuando él dio el paso fuera de la Red, además de distribuir los mensajes privados que había provocado con su fingido interés por él. Fue más de lo que pudo soportar.
Según palabras de su padre: Una cosa es sufrir bullying y ser humillado delante de unos pocos chicos. Una cosa es sufrir el rechazo de una chica y ver tu corazón destrozado. Pero tiene que ser una experiencia totalmente distinta a la de una generación anterior, cuando este dolor y esta humillación son ahora contemplados por una audiencia muchísimo mayor de adolescentes online. Creo que mi hijo habría sobrevivido a estos incidentes de no haber tenido lugar en Internet.
El caso fue clave para conseguir la aprobación de Ley de Prevención del Acoso en el Estado norteamericano de Vermont, siete meses después de la muerte de Ryan.
(Caso de Ryan Halligan, extraído del web creado en su memoria.)
Grabaron y publicaron una paliza a otro chico.
Un grupo de siete adolescentes, internos en un centro de menores de Baleares, sometieron a vejaciones diversas a un compañero, al que golpearon y humillaron en varias ocasiones. La grabación se llevó a cabo en septiembre de 2008 con un teléfono móvil y fue enviada rápidamente a otros adolescentes. Los agresores la publicaron en Internet, por lo que difusión fue aún mayor.
El vídeo acabó en poder de la Oficina de Defensa de los Derechos del Menor (ODDM). Este organismo remitió una copia de la grabación y un escrito a la Policía. Los siete adolescentes de entre 15 y 17 años fueron arrestados acusados de trato degradante, humillación y vejación (delito contra la integridad moral).
(Caso extraído de Ciberbullying.Wordpress.com)